En estos días las calles de nuestro pueblo empiezan a cambiar de color por la noche. Del color “amarillo” actual se pasa a un nuevo color “blanco cálido”, un cambio que, como ya se puede ver en distintas calles, supone una mayor luminosidad.
45% menos de consumo
Este cambio de color responde a la sustitución de las bombillas actuales por unas nuevas de halogenuros metálicos cerámicos. Estas bombillas tienen un consumo un 45% inferior a las actuales y está previsto que se instalen, de forma gradual, en todas las calles de nuestro municipio. De esta manera se conseguirá reducir de forma muy significativa la factura eléctrica municipal (tanto por el consumo como por la posibilidad de reducir la potencia contratada) al tiempo que se aumenta la luminosidad en las calles. De hecho, en determinadas zonas con mayor tráfico de vehículos (rotondas, calles principales...) el cambio aún será más significativo porque se mantendrán las potencias actuales con lo que aumentará, claramente, la iluminación de la zona.
Otras mejoras
Estos trabajos de sustitución de bombillas (y el correspondiente equipo eléctrico) forman parte de un proyecto de mayor envergadura que afecta a todo el sistema de iluminación pública de nuestro pueblo y que también incluye otras mejoras muy importantes.
Así, se va a proceder a la renovación de los cuadros de control eléctrico de la red pública por otros más modernos y que pueden ser manejados a distancia.
También está prevista la renovación y mejora de la iluminación del Polideportivo Municipal y de diferentes tramos del carril bici.
Otra intervención muy importante será la instalación de brazos auxiliares en aquellas farolas que, por su altura, se sitúan por encima de las copas de los árboles de la trama urbana generando un “efecto de sombra” que, con esta solución, desaparecerá por completo. Hasta 100 farolas altas se mejorarán con este procedimiento.
Está previsto completar todo este proceso de renovación en el primer semestre de este año.
Ahorro y responsabilidad
En estos tiempos en los que determinadas ciudades (por ejemplo Madrid o París) ya comienzan a padecer de forma muy contundente problemas serios de contaminación (ambas ciudades ya plantean la posibilidad de prohibir la circulación de determinados vehículos) parece que el modelo de los pueblos y ciudades que, como el nuestro apuestan por los árboles, por las zonas verdes, por sacar el tráfico a las rondas exteriores... por la responsabilidad ambiental en definitiva, muestran el camino a seguir. A todo esto ha de sumarse una firme apuesta por la reducción del consumo energético (proveniente en su mayoría de la quema de combustibles fósiles) y la apuesta por energías renovables. En Picanya las placas solares sobre viviendas y edificios públicos dejan claro esto último. Ahora, las nuevas bombillas reducirán de forma drástica nuestro consumo eléctrico y la factura a pagar, tanto la económica (muy importante) como la que paga nuestro medio ambiente, tal vez, aún más importante.